Mostrando entradas con la etiqueta Una nueva etapa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Una nueva etapa. Mostrar todas las entradas

lunes, 2 de diciembre de 2013

idiota.

¡Qué infelicidad percibo en el ambiente!. El aire está hecho de miedo y el polvo que piso de mi casa desvencijada me recuerda a mi estadía en Buenos Aires: extrañamente horrible. La vagancia y el desdén me absorben, pasan por todo mi cuerpo diciendo "debes abandonar". Me pregunto qué cosa, ya abandoné, ahora mismo no estoy haciendo nada importante, supongo. Me puse a pensar, ¿qué será? ¿qué debo abandonar?. No encontraba solución alguna. Mi apego lo abandoné, ¿mi estudio? es poco y nada. Debía existir algo superfluo que no convendría que continúe. Seguí caminando por mi casa intentando ignorar ese gusto espantoso del polvo sobre mi cara, intentando concentrarme en el problema. ¿Qué me pasaba?. Descubrí que era algo psicológico, con franqueza diría que fue lo primero que pensé, al verlo bastante plausible lo tomé como verdadero. Siempre fui así. Pero tenía que descubrir qué era, tal vez la soledad me afectaba, tal vez el encierro, tal vez la ansiedad; no lo supe. 
Caían cosas de arriba que lastimaban, un pedazo me cortó la remera y llegó a lastimarme el brazo. No eran escombros, era algo peor; mucho peor.
Seguí pateando polvo mirando hacia arriba, supongo que el techo tenía la respuesta, siempre levantaba la vista para solucionar los problemas, era como el apunte debajo del banco para la prueba de historia.
Estaba cerca de la respuesta, oddosamente me di cuenta que el idiota había sido yo, no ella. Lo descubrí con ese polvo grisáceo.

Entendí que si la lady traiciona una vez, se la lleva el diablo
más de una vez, a mí me dedicaron el título

martes, 12 de noviembre de 2013

último nivel

Sol! era eso lo que no me dejaba ver. Tan claro que espantaba, lo detesto y lo detesté siempre. Pero ese día tenía algo en particular, te pido perdón si no terminás de leer. El pasto... ese olor a fresco y recién cortado: inexplicable.
Ahora me pregunto si el orgullo me habría dejado una enseñanza, el último nivel se terminó y me quedé con los brazos vacíos. ¿Bastante amargo, no?. 
Te cuento que el primer nivel lo inicié con el pie derecho (esperando que así fuera todo), continué entre dudas y azares, pero lo que más me conmovió fue verte llegar.Ya pasé lo fácil; haber creído en su momento que el futuro (ahora) sería mejor, fue un simple pensamiento positivo, una simple defensa contra mí mismo que logró hacer que mis días se tornaran menos densos. Pero no era una suposición verídica, ahora que estoy pisando el presente, lo sufro. Último nivel: el más difícil dicen.Ya había dicho, tiene algo especial este nivel, yo creí que no llegaría, que ganaría antes, pero no ocurrió así, de hecho podés verme estancado en esta horrible pesadilla. Dicen (si mal no recuerdo) que después del último nivel no se puede jugar más, que termina todo. Es cierto que en algunos casos se pueden repetir los niveles, pero ya se tornan aburridos (nada novedoso). En este caso no, no hay una posible repetición: lo hecho, hecho está. Si me permitís distraerte, te voy a comentar que todo empieza otra vez. ¿No es, acaso, que aquel que abandona su carrera siente el mismo golpe a su orgullo (como de púa)?. Te confieso que es similar, empiezo algo distinto, escribir para relajarme y liberarme está bien; pero no para la misma persona, ya no más.

sábado, 9 de noviembre de 2013

todo está perdido

y ahora construyo lo nuevo











y no te voy a leer más












                                                ruptura

viernes, 8 de noviembre de 2013

OTROra

Conseguí mirar a través del agujero de la vergüenza, pude ver que te estaba usando, te estaba maltratando, te estaba haciendo sufrir. Fue como un flechazo y otro continuo en mi alma, pegando con extremo vigor, doloroso, incesante. Pero fue exactamente eso: miré a través de ese agujero, el agujero de la vergüenza. Entonces no pude impedirlo, lo miré llorando, como una película realista. Pero de gente cercana, tan cercana como vos. Cuánto dolió, lo confieso.
Ya no podía ser el príncipe de la película, ya no podía ser el Batman e ir a salvarte, porque el (sin tilde porque lo detesto), estaba en otro paradigma, en otra realidad. Morí de tristeza.
Desde ese día decidí cambiar, decidí ser distinto y contribuir de forma unilateral a mi progreso como persona, a mi progreso como hombre dispuesto a ayudar.
Ya no podía revertir el pasado, ya no podía no dejarte ir, pero ahora... puedo construir otro edificio paralelo a ese que se cayó hace poquito poquito, unos minutos antes de escribir este texto.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Espero estar equivocado

Había entendido que jugar a vivir de ese modo me iba a jugar en contra, pero seguí, para ver qué ocurría. Seguí caminando por ese camino que no nos lleva a nada bueno, pero seguiste por otro lado, no me acompañaste, la verdad estoy feliz, por vos. Supe diferenciar entre bueno y necesario: eso que hice era necesario, pero malo

Parece contradictorio, pero es cierto: por experiencia puedo decir que no siempre lo bueno y lo necesario van de la mano.

Elegí algo erróneo, pero puedo decir que ahora estoy feliz (también) por haber podido librarme de eso.

Era malo, aterrador, pero lo peor de todo creí que me harías bien. Sí!! ese problema siempre fuiste vos, y al fin, puedo separarme de vos: de lo que realmente me hace mal.

martes, 29 de octubre de 2013

azúlejo azúl - ahora lo sé.

             No conseguí mirar a través de esa ventana, supongo que habría sido bien parecido a lo viejo, algo digno de extrañar. Pero con franqueza, ella no me dejó hacerlo, vos no me dejaste hacerlo. Me pusiste paredes interminables, puertas cerradas: ¡horrible!. Me dijiste que no me preocupara, aunque no lo dijiste, ¡NO! porque era todo parte de mi imaginación y de mis ideas. Lo que ella o vos dijiste no me lo dijiste, sino es lo que yo creía saber, sin saberlo (confundiendo más).
         

             Ese destino que intenté ver sin poder, aunque tampoco intentándolo mucho (ahora lo sé), ya que me quedaba sentado, no miraba por la ventana, me daba pereza: me asustaba. Elegía vivir el presente, no me preocupaba por el futuro. En otros aspectos sí, créeme, en esto no. Me equivoqué.

              Me hubiera gustado que me invites, pero tenías miedo, no quisiste que me asome por ese ventanal de azulejos azules, no me dejaste ver a través de esa ventana coloquial. Me empujaste y me hiciste creer en un mundo distinto, distinto al real, aunque bastante ilusorio, optimista, se pintaba hermoso, lo confieso.

              ¿Cómo habría sido ver a través de eso? siempre me dio miedo, aunque se tornaba bello, porque el azul se muestra optimista, aparenta esperanza (no lo invento yo, lo leí).
Ahora me doy cuenta, ahora lo sé, ya lo sabías, estás siempre un paso adelante: lo detesto. En fin, eso que se percibía, que percibías, que no me mostrabas, que yo también me negaba haciendo lo que querías, es el mismo futuro del pasado, es el mañana del ayer. Es el hoy, de una nueva etapa.

domingo, 27 de octubre de 2013

Queriendo ser frío, me derrito al golpear tu egoísmo

Tuve miedo, soñé que estaba en penumbras, pero había luz: podía ver. Pero no claro, aunque veía, lo juro. Ese día fue horrible, como si fuera un deja vu dentro del sueño mismo. Soñé que estabas vos, llamándome y deseándome. ¿Y yo? yo estaba encerrado, esa puerta tenía rejas, me acuerdo. Es cierto que me pareció raro que me insistas, siempre era yo, y quiero ser yo pero al mismo tiempo quiero (trasladándome otra vez al sueño) que vos avances un poco también. En ese sentido, repito, me sentí desconcertado. No pude evitar que la tristeza me invada, por no poder complacerte, aunque a la vez me di cuenta de qué me pasaba. Antes no lo entendía, ¿te acordás? yo escribía; antes también escribía siempre mostrando la incertidumbre de mi rutina, de qué sentía, de qué me pasaba, por qué no podía despegar mis ojos de tu rostro.

Ahora lo entiendo, cómo me evitabas, pero yo te seguía, ya no eras vos la idiota, sino yo. Antes eras idiota, ¿sabías? para mí eras idiota, pero te quería.

Entiendo que no entiendas (si es posible el paralelismo), aunque no tenés que entender, sólo aceptar. Y sí, también tenés que entender cómo me lastimaste, cómo me heriste: cómo sufrí por tu culpa, ¿y para qué sufrir? ¿me explicás?

Necesitaría una cosa más...
Necesitaría un milagro, sólo eso, para volver a amarte

sábado, 26 de octubre de 2013

Lo viejo, viejo es

               Otra vez acá me tienen, volviendo a escribir. ¿Por qué? yo mismo quisiera saberlo. Probablemente sea por nostalgia, quizá para ser constante y volver a recuperar el hábito de escribir, quizá para volver a liberar mis pensamientos. Todavía no lo sé, lo admito.
               También admito que borré con saña o no borré, pero no dejo visible mis otros escritos, lo viejo, viejo queda: lo viejo, viejo es. Esto viejo quedó en la carpeta de mis recuerdos, ya están aparte, no me parece bien dejarlos públicos, porque ese yo ya es viejo, ahora hay un nuevo yo, ¿comprendes?
               No me parece tampoco tener que publicar una entrada tan larga (después de tanto tiempo sin escribir), por lo tanto entenderás que será corta, concisa y clara.
               Dando, entonces, por finalizada esta entrada, empieza una etapa nueva en mi vida, un período nuevo. Quizá para ir en contra de la rutina, quizá porque te conocí. 
               

               Creo que esta última es la respuesta: creo que escribo, de nuevo, porque cambiaste mi vida.