domingo, 10 de febrero de 2013

Cuando no te encontré

Ya no dejaré que sólo tus pasos lentos cambien el andar de mi actitud, de mi reír, de mi soñar. Aunque dejo de pensar en vos a veces, después retorno al pensamiento, el cual me da "felicidámargura". Es cierto que mientras más te sueño, más me doy cuenta de que no sos para mí, de que el sueño alegre termina en ese pensamiento. Y ahora, al haber ya caminado demasiado para llegar aquí, me amargo más todavía, sin embargo sigo teniendo alguna, aunque débil y guardada en el cajón, esperanza. Reitero, sigo esperanzado, como ya mencioné en alguna que otra entrada anterior. Pero mi grito para pedirte ayuda es débil, seriamente indefenso, necesito tu ayuda y sólo la tuya para vivir, y parar de sufrir. Aunque verdaderamente quiero que mi euforia desaparezca porque estoy cometiendo muchos errores por culpa de ésta. Lastimosamente tengo que esperar 140 horas para dejar de pensar en mi. Y cuando lo haga me sentiré bien, por lo menos por un rato. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar no muerde...