Mostrando entradas con la etiqueta I love you. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta I love you. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de agosto de 2014

Y te deseo lo mejor.

Una serie de contradicciones selló de nuevo mi boca. Mi boca tan ladina pero preciosa, que alguna vez fue cómplice de tantos comedidos y aventuras, y que alguna vez manifestó cuánto amor sentía por ti. Ojalá no sea la última vez que te escriba, ojalá todo cambie, ojalá vuelvas, ojalá sea ésta sólo una razón para decir: "lo sabía". Porque me acuerdo de tu pelo tan rubio paseando tan inocentemente por mis manos, casi "accidentalmente". Porque me acuerdo de ese día tan hermoso, cuando me enteré que me habían contestado la llamada, y quizá hace mucho, mucho tiempo. Yo me enteré ese día, lo suponía, pero siempre fui medio tortuga. Realmente estoy feliz, muy feliz. Me hizo feliz, me hiciste feliz. Porque sé que algún día te amé y no dejé de darte todas mis hermosas maravillas que escondía desde hacía tiempo. Sólo espero o no espero porque ya no te veo y es más un capricho que un deseo infalible, que te acuerdes de mí. Que realmente lo hagas, que por más adversidades que pases y por más contrariedades que la vida te pueda plantear, te pido que guardes ese pedacito de corazón que te cedí muy gustosamente. Muy amablemente. Que te acuerdes de mí como alguien que te produjo felicidad, al menos por unos segundos. El tiempo no importa, el tiempo es polvo. Aunque ciertamente el tiempo es la sustancia de la que estamos hechos, y espero lo sepas entender y llevar a la práctica, no sin antes no olvidarte quién te dio su amor sincero durante al menos unas horas, unos minutos. Aunque sea unos segundos.

lunes, 14 de abril de 2014

Algo falta

Obviamente no me había olvidado de guardar ese olor en la memoria, aunque ciertamente me hubiera gustado más haberle sacado una foto. Ese olor a viento que nunca se olvida, que en lo posible no se elige eludir (porque tarde o temprano sería dañino para la salud el sólo pensar en haberle dicho que no). Y era el extraño aunque apacible olor a viento, pero esta vez con gotas de agua, con humedad, con olorcito a mar. Y rico, muy rico. Creo que produce felicidad, y el silencio: tiene que haber silencio para que sea una combinación perfecta. El perfecto silencio y la no compañía que hacen más apacible todavía esa vista al mar. El sentir el viento fuerte y la proximidad del océano, y ver las olas, o no verlas, o verlas con los ojos cerrados, o admirarlas. Hace bien, sonrío y me deja pensar. Me abrazo al mar y busco en mi corta memoria frases, poesías con llanto sobre este mundo tan querido. O tal vez Alfonsina. O tal vez algún yo, ahí, algo apático, algo insensible: con un sentimiento a vacío. Y mejor si llueve, mucho mejor. Si hay tormenta, elijo no estar adentro, en el barco, casi que sufro si no toco el agua. Y estar afuera, sentado, mojado, sentado sobre la barandilla que sirve de protección. Not at this moment. Y no sentir la adrenalina, sólo disfrutar: del viento, del no frío. Del estar esperando, te. De no dejarte pasar frío. De protegerte, de amarte. Porque algo falta.

jueves, 20 de junio de 2013

Fue triste, pero así fue

Es cierto que es un detalle menor pero no deja de ser importante, es cierto que caminar tendiendo a desviarse un poco es dañino, pero el ser humano siempre fue así y seguirá siéndolo, sino no hay objetivos, no hay espera, no hay deseo y no hay ilusión. Hay algunos que caminan con muy poco de desviación, como si el camino fuera una línea trazada en lápiz sin regla, pero también existen los que no saben donde ir y ni siquiera quedan quietos, para descansar, sino que caminan para el lado contrario, siendo esto todavía peor.

Cuenta la leyenda que Aminar, un gran caminante empedernido, fue en busca de un tesoro y se dispuso a caminar y luchar cuánto sea necesario para llegar a ese lugar idílico, o a ese objeto idílico, porque valía la pena, se daba cuenta que sin él no podía vivir, entonces si no había otra salida, moriría, pero en esta vida no estaría sin él, ya no más. Entonces emprendió su largo viaje, lleno de incertidumbre y temor, pero con un corazón valiente y dispuesto a dar todo de sí para lograr que ese sueño se hiciese realidad. Pero estaba asustado porque no sabía qué pasaría, fue sólo una suposición de él (estaba casi seguro que tenía que ir de esa forma, a ese lugar y comportarse de tal manera, acorde a su valentía, pero nunca llegó a plantearse por completo cuán peligrosa era la situación).

Parecía que todo andaba bien, parecía que ya estaba a punto de conseguir lo deseado y llenarse de felicidad, porque (según él), desde que encontrara ese tesoro, su felicidad aumentaría a tal punto de olvidarse que antes había estado triste, de olvidarse de las palabras: tristeza y depresión. Pero en relaidad nunca sabemos la verdad, lo podemos imaginar, porque a todos nos pasa. Ya se había jugado, no podía volver atrás, había caminado hasta el final de un sendero que finalizaba en un precipicio, y a pocos metros estaba la continuación. Había empezado a llover, por eso no podía retroceder, la continuación estaba a tres metros, él podía saltar pero tenía que tomar carrera, no podía hacerlo, no podía volver para atrás, estaba muy roto el camino por donde había pasado y se rompería más. Lo llenó una angustia de repente, se daba cuenta que nadie se acordaría de él, que no se acordaría de él quién quería, y este tesoro sería de otra persona, alguna que sea tan valiente como él pero lograse llegar, alguna que vaya más preparada y no hiciera una búsqueda tan fugaz y poco precisa (como hizo él).

No quería mirar hacia abajo, pero con tono pesimista sabía que lo esperaba el vacío, el precipicio, y la infelicidad, lo esperaba la infelicidad y la destrucción, el desasosiego ya lo perturbaba...

La infelicidad de darse cuenta que no estaría con esa mujer, ya no había consuelo que valga, ya no había intento que valga.

Fue triste, pero así fue...

lunes, 3 de junio de 2013

Como si sólo faltara una cuadra

Tenía esa sospecha extraña desde hacía rato, parecía haber terminado todo en un punto que no terminaba en ningún lado, un punto tridimensional, con proyección isométrica pero abstracto y sin fin, o por lo menos sin un claro fin. En ese punto aparecías vos, pero a lo lejos te veía, o veía tu silueta hermosa pero tu personalidad un poco confusa para mi entender. Me encantás y lo sabés, me encanta tu personalidad pero no puedo sumergirme o entrar en tu territorio, parece cerrado con verjas o trabado por alguna persona o circunstancia que me vuelve a gritar: ¡NO!. No lo veo tan claro pero tampoco lo quiero ver, yo quiero y lo sabés pero mi subconsciente me hace dudar, me convence, dice que hay algo extraño en esa utópica relación. Ya sé que sudar o no sudar pero amargarme por esa tan perfecta idea que me había hecho, sería mortífero, o en algún punto me haría mal, me haría daño y quemaría mi felicidad, pero no me detengo en este camino, camino y camino, como si faltara sólo una cuadra, como si ese reflejo tan hermoso estuviera allá, tan sólo allá, al doblar la esquina

domingo, 12 de mayo de 2013

Te amo tanto, tanto, que no sabés cuánto

Tuve que pensar en algún método para escribirte, y por suerte tuve la posibilidad de elegir el mejor: sólo amándote. Es cierto, sólo demostrando verdadera y sinceramente lo que siento, ya tengo ganada la partida (o "ganada" tendría que ir entre comillas pero igualmente demuestra simulación o "aparentemente..."). Ahora vayamos al grano, supongo que entendés a qué me refiero al decir "sinceramente...", no quiero ocultar nada ni mucho menos embriagarme en una clase de hipocresía. Ya lo dije muchas veces y por eso escribo, escribo para que te convenzas de lo que soy y lo que no soy, aunque no quiero dejar expuesto nada, absolutamente nada mío en este blog, aunque suene algo extremadamente paradójico. En fin... (aunque en principio también), sólo me gustaría decirte a través de líneas manchadas de hermetismo, cómo me siento hoy en día y cómo me hacés sentir, cómo te amo realmente. Entonces sin más, aunque no pretendiendo que te guste (o sí haciéndolo) dejo la siguiente frase atascada en el final y el título de una entrada que probablemente ni tenga valor a los ojos de quién sabe, pero yo sigo escribiendo casi sin importar qué piensen, porque amo escribir y mucho más escribirte.
A continuación la frase tan mencionada, esa misma que leíste en el título:

¡Te amo tanto que no sabés cuánto!

jueves, 9 de mayo de 2013

· siempre igual ·

Cada vez que me acuerdo de vos, cada vez que me acuerdo de qué pasó cuando estuviste a mi lado. Lo que quiero decir es que tu recuerdo no es un simple destello, sino una verdad eminente, se me dibuja tu rostro en mi no buena memoria, pero en definitiva siempre apareces ahí, de vos nunca me olvido. Me acuerdo hasta ese simple gesto que me produjo confianza y actitud, estoy enamorado, muy enamorado, no te imaginas cuánto. 

"Llega un momento en el que te das cuenta que nada cambiará si cierras los ojos y sueñas, y piensas. Debes luchar. Luchar por el amor que sientes, que te demuestra. Debes aprender, recapacitar, escuchar"


Ésta es una frase que saqué de otro blog, no importa. Sólo me siento identificado y eso me da derecho a escribirlo, continuemos:


"Por cada lágrima, una sonrisa. Por cada duda, un abrazo. Todos los "te quiero" de vuelta. Pedir perdón cuando se haya hecho algo mal. Y yo no te pido nada más."


"...y aunque vengan tiempos en el que la distancia se apodere de nosotros, aunque notes que en tu hombro no está mi mano, aunque creas que de tí ya me he olvidado sabes de sobra que has buscado en mil lugares para encontrarme menos en el que siempre he estado: tu corazón."


"Un error no se niega, se asume. Un pecado no se juzga, se perdona. Un amor no se grita, se demuestra" 


Y es siempre igual, siempre escribo frases o no frases (pero de forma metafórica) de amor, sueño conque me tengas en cuenta, aunque probablemente ni me tengas registrado, soy una persona normal, una persona corriente en tu vida, nada especial. Probablemente estoy arruinando algo que no sé qué es escribiendo esto, pero lo hago, no sé por qué pero tengo la sensación que escribiendo, todo se resuelve; tengo la sensación que lo tengo que escribir.


Reitero, tal vez ni me leas, seguramente o probablemente este blog no sea de tu importancia, me imagino que ni sos consciente de que existe, ni mucho menos que es para vos.


Pero yo escribo y escribo, quiero sentir por enésima vez, el siempre igual.

miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Te acordás? es tu elección

¿Podrías decirme que es lo más lindo de ir? ¿Podrías mentirme, discutir y llorar al mismo tiempo? Es algo que nunca entendí. ¿Podrías pedirme que me quede? ¿Y si lo haces crees que producirá tal efecto en mí?. ¿Crees en la magia? Porque yo no, pero sí. Creo en un mundo mágico, maravilloso, un mundo irreal pero que puede parecerse real si estás a mi lado; pero no creo en la magia, no, realmente no. Confío en vos, confío en que no me defraudarás, y tengo la esperanza de conocerte mucho, aunque poco, y miro el  futuro y sonrío, pero lo hago sin saber por qué. Te veo en mi futuro como estrellas que brillan y me alegran el día, me veo en tu futuro si éste tiempo ideal se llegase a concretar, aunque en realidad no veo por qué no. Y bajaría la cabeza en forma de reflexión, para mostrarte que no miento, que no me miento ni a mí mismo ni a vos. Que no te engaño. Ese futuro ilusorio se dibuja en mí como aquel día cuando te conocí. Ese horrible papel que tuve que tomar mostrándome seguro, esas lágrimas que no dejé caer al enterarme de la peor parte de tu hermosa sonrisa. ¡Sí! esa sonrisa que parecía encantadora y lo es, pero lastima al caer en la cuenta de a qué se refiere. Ese aburrido silencio y esa horrible charla que no tenía ni pies ni cabeza, y para decirlo más cordial: ni muslo. Pero crecí, creí y reí. Maduré y entendí lo que tengo que hacer, pero ya no tiene validez escribirlo, ya no quisiera emplear ese gusto metafórico. Ya no, pero tampoco quisiera dejarlo literalmente escrito, sería también abrumador. Entonces lo dejaré a tu criterio, al criterio de ella o al tuyo. ¿Te acordás? Antes hablaba de ella o vos, en mis escritos me refería a las dos y a alguna de ustedes, pero ya todo cambió (como dice la canción), y cambiamos. Entonces es hora de que vos decidas si dejarme, buscarme o perderme.

Y otra vez la pregunta tal vez retórica ¿ella o vos?, es tu elección.

domingo, 28 de abril de 2013

Corazón herido

Mi o tu corazón
pero supongo que es el mío
ése que tiene un punzón
para abrir más el vacío

Ese corazón herido
que juega sin ser despedido
pero está siempre infringiendo
esa ley que está ejerciendo

¿Pero qué corazón herido?
si estoy más feliz que nunca
porque camino en la ruta
de seguir pues tu camino

martes, 9 de abril de 2013

ÉSA ES LA VERDAD...

Antes de decir "adiós" te diría "hola", porque horribles ideas como oscuridad, tiniebla, muerte, temor, infelicidad y cualquier cosa que se le parezca desaparecen cuando estás presente, desaparecen y no vuelven, me importa tu presencia y estar con vos, únicamente eso. Por lo menos yo creo que éso es lo más importante, tu rostro hace que aparezca mi sonrisa, a pesar de yo estar, como dije, en situaciones frías y tenebrosas. A veces busco encontrarte tan solo para verte y estar con vos y en ese momento me doy cuenta que me terminarías alegrando el día, aunque en ese lugar haya odio, rencor u olvido. Ya lograste mezclar ese pedazo en mi vida, ese pedazo tuyo y sólo tuyo que te hace única, te hace especial y feliz. Lo dejo escrito acá, estoy seguro que ése es simplemente tu punto, éso mismo es lo más importante que hay en vos y realmente nunca lo voy a negar: Sos feliz, MUY FELIZ.

martes, 26 de marzo de 2013

Me desafío una vez más

Te espero otra vez allá, donde ya sabés, para encontrarte. Me desafío a no fallarte, me propongo estar y estando poder verte. Me desafío por vigésima vez a seguir el camino y no mirar atrás, y me pregunto si existe esa extraña posibilidad de que algo de lo que escribís me tenga como destinatario. Me desafío a encontrarte, me desafío a vencer ese aferro al orgullo y salir alguna vez de mí mismo. Y tengo que encontrarte o encontrarte, amarte o amarte, no tengo otra posibilidad ni otra idoneidad porque realmente te amo y no te quiero fallar más.
Y entonces me vuelvo a preguntar y pensar:

¿Sirve seguir escribiendo
y torturarme con las palabras?
¿Sirve esperar a tal punto
que el filosofar encontrara
una respuesta tan capciosa
que por cierto es tan deseosa?