lunes, 18 de agosto de 2014

Y te deseo lo mejor.

Una serie de contradicciones selló de nuevo mi boca. Mi boca tan ladina pero preciosa, que alguna vez fue cómplice de tantos comedidos y aventuras, y que alguna vez manifestó cuánto amor sentía por ti. Ojalá no sea la última vez que te escriba, ojalá todo cambie, ojalá vuelvas, ojalá sea ésta sólo una razón para decir: "lo sabía". Porque me acuerdo de tu pelo tan rubio paseando tan inocentemente por mis manos, casi "accidentalmente". Porque me acuerdo de ese día tan hermoso, cuando me enteré que me habían contestado la llamada, y quizá hace mucho, mucho tiempo. Yo me enteré ese día, lo suponía, pero siempre fui medio tortuga. Realmente estoy feliz, muy feliz. Me hizo feliz, me hiciste feliz. Porque sé que algún día te amé y no dejé de darte todas mis hermosas maravillas que escondía desde hacía tiempo. Sólo espero o no espero porque ya no te veo y es más un capricho que un deseo infalible, que te acuerdes de mí. Que realmente lo hagas, que por más adversidades que pases y por más contrariedades que la vida te pueda plantear, te pido que guardes ese pedacito de corazón que te cedí muy gustosamente. Muy amablemente. Que te acuerdes de mí como alguien que te produjo felicidad, al menos por unos segundos. El tiempo no importa, el tiempo es polvo. Aunque ciertamente el tiempo es la sustancia de la que estamos hechos, y espero lo sepas entender y llevar a la práctica, no sin antes no olvidarte quién te dio su amor sincero durante al menos unas horas, unos minutos. Aunque sea unos segundos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar no muerde...