viernes, 8 de febrero de 2013

My dear friend...

Pero las penas siempre navegan por el río, por la corriente son empujadas a través de las emociones y nunca se detienen. Pero mi cuerpo nivela cada sentimiento, lo hace real e irreal, pero nunca cede. De vez en cuando me confío mucho, lo admito, pero además de hacerlo me siento inseguro. Y tengo vergüenza, producto del pecado, pero ésta no me gana, nunca tengo apuro. 
Es horrible esa sensación de enemistad con Dios, de ser parcialmente un náufrago, acá era donde quería llegar. Y cuando los sueños se caen, porque lo abandonaste a Dios temporalmente para "concentrarte" más en ellos, pero al fin de cuentas debería ser al revés. Y te das cuenta tarde, cuando estás solo, alejado de Dios. Pero ahora ¿Qué falta? Recurrir a Dios en primera instancia, lo más sensato, lo mejor, lo más sano. 

¡Siempre estar con Dios!
a veces complica temerle
es necesario seguir peleando
pero sí hallar entonces un ente
quien pues ya te salvó
amigo, ya no sirve: "detente"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar no muerde...