jueves, 13 de junio de 2013

Mi mejor amigo

Siempre quisimos tener ese amigo que nos apoye, que ante las dificultades no pare de decirnos tácitamente: "Aquí estoy". Aunque como todos tenga defectos y "desvirtudes", lo debemos amar porque está ahí cuando más lo necesitamos. Porque si hay algo que aprendí en la vida, es a perdonar.
Me di cuenta lo difícil que es ser un buen amigo, y ese amigo, ese gran amigo te acompaña siempre y no te pide mucho a cambio, sólo que lo valores como tal y (en alguna medida) que valores el esfuerzo que está haciendo. Porque quien ama desea esperar lo mismo a cambio, es natural del ser humano, porque sino el esfuerzo no valdría.
También aprendí que ser amado es fruto, pero lo importante es la semilla, la raíz: amar. Cuando este verbo se hace presente en nuestra rutinaria (aunque un poco en algunas circunstancias monótona) vida, nos damos cuenta del sentido de la misma; por qué estás acá, por qué está acá y por qué estoy acá.
Ese silencio es deprimente, pero cuando es bien aprovechado siembra sus frutos.
Un verdadero amigo es oro, pero que no nos decepcionará, ese oro ferviente que está siempre al lado tuyo, ese amigo que apoya su brazo en tu hombro en señal de compañerismo, de hermandad, de ayuda, de tranquilidad, de "no te preocupes, estás conmigo".




Y ahora, amigos lectores, les propongo algo:
A ese amigo que hizo ese gran esfuerzo, quien intentó hasta morir llevar una buena amistad y perdió horas intentando tranquilizarte, aunque le parezca tus problemas, cosas de no gran importancia
A ese amigo que entendió, que te entendió aunque le parezca absurdo lo que estás diciendo, por qué estás llorando.
Quién hizo el esfuerzo de no reírse ante alguna dificultad menor que tenías, y logró
consolarte cuando parecía que todo había acabado.
Que logró serenarte y sonreír cuando la depresión se empezaba a hacer cada vez más fuerte. 
Ese amigo que te visitó cuando lo necesitabas, cuando menos merecías ser amado te preguntaba: "¿Qué te pasa?", y te daba tiempo de reflexión no siendo pesado con sus preguntas
Ese amigo que correría tres kilómetros al enterarse que estás muriendo.
           ...te abrazaría y te ayudaría a seguir soñando...

Aprovechá a este amigo, que sin dudas se quedaría con vos hasta el último instante de tu vida, pero él no lo decide, y tal vez te toca hacerlo a vos, devolviéndole lo que él hizo anteriormente

              ESE AMIGO, más que nadie, se merece un abrazo tuyo, un abrazo fuerte y conmovedor, que refleje nada menos que un: GRACIAS POR TODO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar no muerde...