sábado, 22 de febrero de 2014

Otra vez escribiendo de vuelta

Señal de fuego y espada
tuve mucho miedo, por cierto
soñé que estaba despierto
y que moría sin ver

Para qué seguir soñando
si mi sueño va dejando
que una muchacha tan bella
me esté matando otra vez


Supongo que querés saber cómo me fue, qué fue de mí todos estos años, dónde me hospedé, CÓMO SIGUIÓ MI VIDA. Supongo que querés leer algo más que simplemente un texto o poesía inentendible. Hasta querrás saber dónde abandoné aquellos sueños de pequeño, cómo crecí, cómo cambié durante estos 4 AÑOS.

Para ir acortando, te digo: NO CAMBIÉ, NO TERMINÉ DE SOÑAR EN ESE PARAÍSO TAN MAGNÍFICO QUE TERMINARÍA RESULTANDO IMPOSIBLE DE VIVIR. Esta vez no cambié, tenía miedo de salir de mi zona mental de comodidad, de seguridad (aunque mala). Tenía miedo de correr, elegir ese otro camino que tanto me habían aconsejado. Tuve miedo de avanzar, me aterraba sólo pensar en crecer.
También tengo miedo de desilusionarte, pero tengo que hacerlo. Y tuve miedo de reír, porque sólo ríen los que saborean su buen augurio. Yo no soy tan afortunado.

Pero reí, al fin pude dejar escapar esa sonrisa que tanto necesitaba. Al fin mi sonrisa salió con esa fuerza que desploma hasta el pensamiento más acentuado; hasta esa idea loca de que río para equilibrar mi tristeza.

¡Sí!, estoy muy feliz, y espero que esta noticia le agrade también a esa no maldita persona que no deja de leerme con rencor. Y a esa otra que sólo se siente bien si yo estoy un poco mal. Hablo de aquellos niños traviesos: el orgullo y la vanidad.


                          El destino despidió
no con un tono severo
a esa mujer que yo espero
vuelva a mirarme otra vez 

Pero el futuro chocó
con mi deseo más fuerte
con mi anhelo más buscado
un amor ya olvidado:
esa huella que se fue

Si eligiera el viento cambiase
de dirección alguna, 
espero entonces algún día
que de mí no se marchase

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar no muerde...