miércoles, 13 de febrero de 2013

La modestia

Estaba sentado plácidamente en mi sofá cuando lo escuché, oí un sonido cerca de mi habitación, un ruido extraño, difícil de describir. Se podría decir que era parecido a un aullido de lobo mezclado con agonía y dolor, un ruido fuerte y espeluznante. Opté por ir a mi habitación para enterarme qué era, ¿Provendría de ahí ese ruido estrafalario? Pronto lo averiguaría. Hice caso omiso a atender el teléfono que ahora estaba sonando, no sin antes ver quien era para buscar una excusa rápida cuando llame de nuevo. Estaba asustado, no quería ver algo en mi habitación, pero el ruido había sido muy claro, ya estaba escrito, algo debería pasar en ese momento. Entonces me asusté, ¡Sí! Me asusté demasiado al ver una sombra antes de llegar a la habitación. "Es la sombra de alguien muy alto" pensé "...demasiado". O me estaría engañando porque la sombra se veía alta ya que la luz estaba baja, o tenía razón y era alguien a quien temerle (Obviamente pensando que si me toparía con él, éste pelearía sólo con su cuerpo, en cambio si tuviera algún arma de fuego, yo no tendría chance alguna). Pensé de nuevo en esa no rara posibilidad "Puede tener un arma, es lo más probable", entonces retrocedí como una liebre asustada. ¡Le agradecí a mi codo por hallar la respuesta! Éste chocó con una herramienta temible, algo que yo tenía colgado en la pared, sólo permanecía erguida porque estaba colgada a un hueco de la pared. ¡Sí! ¡Eso era! Un hacha fue la que cayo y me hizo un tajo en la piel, en la parte exterior del fémur. Pero la sombra se hacía cada vez más alta, ¡Estaba entonces más cerca! Agarré el hacha cautelosamente, pero sin evitar que el sofá que descansaba atrás mío sea rasguñado por ésta (Producto de un rápido roce). Estaba asustado y mis actos lo reflejaban, ¡Hacía todo demasiado mal! ¡Era muy intelectual! ¡Tal vez era una amenaza a mi vanidad! ¡No debía ser tan soberbio! ¡Ése era mi castigo!. ¡No! No lo creo, soy bastante bueno, demasiado. Entonces pedí perdón con voz alta, no importaba que me escuche, ya moriría, sólo quería perdonarme conmigo mismo. Pero por suerte no fue así, mi muerte ya no era inminente, gracias a mi inteligencia logré alejar a esa silueta, a esa figura indistinguible y logré pensar, ¿Qué será? Me dijeron que si continuaba con ese carácterantimodesto las pagaría caro, pero ya no creo, no les creo nada. Yo era muy supersticioso, ¡Ya no! Ahora estoy seguro y seguiré con mi soberbia.
¡Ay! ¡Me acaban de clavar una flecha! ¡Justo en este instante! ¡Justo ahora que estoy escribiendo! ¡Esto se convertirá en mi testamento! ¡Qué horror! ¡Realmente estoy asustado! ¡Moriré pero tengo el tiempo para terminar de escribir! A ver... ¿Qué dice la flecha? No quiero separarme de la hoja que tengo en la mesa, es mi único pasatiempo, mi único amor, no quiero separarme de la escritura. Pero leo lo que dice, en letras borrosas, aunque nadie puede no leer lo siguiente: 

"Hombre, te lo habíamos advertido"
firma: La modestia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar no muerde...