lunes, 11 de marzo de 2013

Nafink mogh, only nonsenses

Estoy en un mundo adverso, distinto al corriente; quizá despierte, quizá no, pero sé que estoy dormido y no hago ruido. Pero "¿cómo hacer?" o "¿qué hacer?" me pregunto. Y una idea subyace a la otra, pero nunca nace, nunca termina de formarse, aunque está ahí y lo sabemos. Esta loca idea, mi simbolismo al escribir, este idiotismo que tal vez te produzca aburrimiento o desdén, esa decisión llena de polvo, que atolondra mis pensamientos: Hoy escribo pero no voy, mañana escribo pero nada más, y en definitiva termina mi tiempo y no hice lo que me propuse. Pero esta entrada es para que entiendas o, en tal caso, entiendan; no escribo solamente por escribir, cuando lo hago (Que por cierto me encanta) es porque surgió y salió de dentro mío una idea sinuosa o tal vez empinada, que suscita el anhelo de escribir. Y entonces despliego mis pensamientos y lleno con mi poco vocabulario otra de las tantas páginas inútiles que, reitero, tal vez sólo lea yo. Ahora bien, como te darás cuenta éste es mi breve mensaje, y si fuera por mí lo volvería a escribir una y otra vez, pero el tiempo se acaba y tengo que salir, abandonar esta continua idiotez. 
Entonces recorriendo mi blog me di cuenta y me acordé de cómo empezaron sus o mis primeros pasos (Aprendiendo o enseñando Excel, dependiendo del punto de vista). Y horrible pero satisfactoriamente me percaté de lo siguiente: Había construido un ámbito locuaz, aunque sin tener más que idioteces que decir. Bueno, ahora te falta reírte de tu tolerancia, la que entiende lo repetitivo que soy y aún así me sigue leyendo, porque se ilusiona, pero se desilusiona con el paso del tiempo, al entender que a fin de cuentas no tengo absolutamente nada que decir.

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