sábado, 13 de abril de 2013

Warning!

Antes de seguir escribiendo (aunque haciéndolo) te quiero aconsejar que no sigas leyendo, si la historia de este hombre se asemeja tanto a tu realidad, puede ser peligroso y hasta catastrófico para tu vida. Perdoname si insisto, pero no es un chiste, las letras pueden terminar con alguien, por más bueno que éste sea.

Norberto Nogar era un hombre con coraje, la cual era su mejor virtud, en verdad era también egoísta y sádico pero se lo conocía por su inmensa valentía y a pesar de ser refinado, se lo conocía por malévolo e infeliz. Perseguía su voluntad de explorador, era viajante y su único objetivo era recorrer todo el mundo, deshaciéndose, si tenía oportunidad de hacerlo, de cuántos se interpusiesen en su camino. Ese día había ideado un plan que comparten muchos viajantes, era de noche y juró que eliminaría a un antiguo enemigo; aunque si vamos al punto, el plan de los viajantes consistió y consiste en divagar, mientras la luna lo desvele, por el bosque contiguo a su lecho nupcial. Recorrió a pie varios kilómetros de pasto, de hojas, de tierra; y también (ya me había olvidado) no podemos evitar contar su casi sobrenatural estado físico. Estaba dispuesto a encontrar al enemigo que había terminado con su juventud, que (aunque el viajante no lo sabía) fue quien había provocado que inconscientemente Norberto se instale en esta tarea tan vil. No puedo evitar comentar que camino a su objetivo, pudo (sin mucha dificultad) degollar a dos gallinas para alimentarse, después de horas sin haber probado bocado. Llegó a la mitad de camino cuando amaneció, no eran más que las 6 y el sol ya salía de su escondite. Quería (por si no quedó del todo claro) encontrar la hostil vivienda de su enemigo, todavía no había llegado, faltaba por recorrer todavía un largo tramo de ese vasto bosque. Lo quería asesinar, pensaba mientras caminaba: ¡Si él está muerto, estamos salvados, la muerte no me deshonrará! ¡Yo lo mataré y seré reconocido por todos, seré famoso!. Pero buscando otra vez, habiéndose a veces olvidado, el nombre de tal siniestro enemigo, se acordaba que no tenía un nombre fijo, se acordaba que éste variaba, se acordaba que al principio del cuento, alguien que escribiera su historia en papel lo revelaría, contaría la verdad, contaría que él alguna vez fue asesino, Norberto se acordó que su próxima víctima, que su hostil enemigo, no era más que el lector. Simplemente porque había seguido leyendo, no se había parado después de leer la primera oración. Nogar no tenía personalidad, es importante destacar esto porque cuando se hospedaba debajo del árbol tenía miedo, tenía rencor contra el lector, quien sabría que era asesino, quien lo descubriría y quien notaría su hostil resentimiento. Pero no tenía personalidad porque era convencido muy fácilmente, era persuadido por quiénes lo odiaban, el lector llegó a leer esta historia porque ahora lo odia al viajante, entonces Norberto se ocupará de deshacerse del mismo, de esta "vil" persona que está leyendo, quien tanto lo aborreció y ahora lo quiere ver muerto. Se daba cuenta, ya no lo estaba matando el bosque ni la supervivencia, ni siquiera la vejez, porque si quería morirse con ayuda de ésta tenía todavía que esperar en verdad muchos años. Ya estaba acostumbrado a caminar asiduamente por esos caminos sinuosos que llevaban siempre al mismo lugar, pero él no moría por cansancio, siempre fue un avezado caminador y viajante, valga la rebundancia. Él se estaba dando cuenta, se estaba percatando que era el lector quién estaba terminando con su vida, era el lector mismo quién ahora lo estaría matando enterándose de todo lo espantoso que hizo en gente inocente y querría haber hecho. Entonces ya no podía caminar más, se estaba deteriorando como tierra bajo lava de volcán. Y ahora, por otra parte, el lector ya lo sabía, se había enterado por medio del escritor de tal horrible cuestión, de que tarde o temprano él mismo (me refiero al lector) lo estaría matando sólo por leer este texto. Y entonces Norberto se acordó, antes de irse para siempre de este mundo, del primer párrafo de su metafórico testamento, se acordó que el lector hasta pudo atravesar un paso importantísimo, el temor a seguir leyendo. Entonces cayó al piso, aún vivo, o eso creo. Porque realmente no sé correctamente el final de esta historia, aunque en este caso me tocó a mí pasarla en limpio; hay versiones distintas pero todas llevan a un todo, sabíamos quién era Nogar, sabíamos cuán despiadado era, pero ahora nos toca enterarnos de su último objetivo: Había dejado escrito, cuando en el piso agonizaba, que fuiste valiente, ¡sí! Que fuiste, que el lector fue muy valiente al terminar de leer esta historia, aunque lo habíamos advertido del peligro de que lo hiciera. El lector continuó, continuaste sin temor, entonces unas felicitaciones no bastan, pensaba y odiaba, pensaba y odiaba... hasta que cesó de respirar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar no muerde...