lunes, 13 de mayo de 2013

"...o me lo merecía"

Marchaba a paso lento cuando yo me escapé, hundido en una mezcla de indolencia y falta de compromiso, era una mezcla jugosa del verde y el azul, ¡sí! esos colores que nunca se mezclan. Me preguntaba dónde iría a parar, si caminar en línea recta era una opción viable para llegar o sólo caminaba, caminaba y pensaba. Entonces descubrí que no estaba solo o no lo estaría próximamente, no importaba cuán rápido caminase, si tarde o temprano encontraba su tesoro, estaría todo ahí, en ese momento y en ese lugar, por eso estaba tan bien vestido. ¡Es cierto! por más que lo critique nunca puedo negar lo elegante que estaba, lo comprometido que era con llegar bien a ese lugar y encontrar, de manera ardiente y ganadora, a su (de nuevo) tesoro. Él caminaba, yo mientras trataba y trataba de no pensar mal, analizaba si había alguna cualidad de admiración en él, pero no la encontraba. 
Es difícil describir qué ocurrió en esta partícula de segundo. O se chocaron voces, o se chocaron ideas, o alguna vez no vi nada igual o no podía comprender qué ocurría ahí, o yo estaba solo y no entendía por qué, o mi subestimar había alcanzado los límites más altos, o me lo merecía. Tal vez esa vez caía en la cuenta de mi vanidad, de ese sentimiento de apatía, de dejadez, simplemente porque yo era buscado por quienes "me querían" (y nótese que ahora lo puedo escribir entre comillas).
Nada pasó, nada pasó, nada pasó y si querés te explico lo que no pasó. No pasó que encontró a quien buscaba, pero sí la encontró porque buscó.
Yo también puedo buscar, vos, ella también, ahora veremos y pensemos...


¿Quién encuentra realmente a esa persona que lo hace feliz?

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