No te merecías mi atención, probablemente nunca tendría ni
siquiera que haber mencionado tu nombre: no lo merecías. Pero ya es algo tarde,
esa codicia de olvidar y vivir me retumbaba en la cabeza; porque para poder
vivir feliz tengo que olvidarte ¿no? Pero esto mismo pensaba antes de empezar a
escribir, ahora me doy cuenta de cómo me hacías falta. Pero… ¿Quién eras? ¿Por
qué me engañaste? Te necesitaba. Ya no estás, ya te fuiste y lo acepté. Ya
cambiaste de vida, de rumbo, de camino. Lamento decirte que te equivocaste y te
repito: “nadie extraña el agua hasta que el pozo se seca”. ¿Ahora lo entendés,
verdad?
No me extrañes, por favor: ya no tendrás oportunidad de
volver a verme, ni de sentir mi perfume al lado tuyo, ni de pedir que mis
brazos rodeen tu cuerpo. No. Ya todo terminó. Todo llegó a su fin. Y
terminamos.
y
terminamos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentar no muerde...