miércoles, 27 de febrero de 2013

*Venganza

Que el muchacho o la muchacha del frente se muerda los labios cuando tiras un comentario es feo, pero más feo es cuando se da vuelta y revolea los ojos mirando a otra persona, la cual termina riéndose. Pensar es bueno, meditar uno mismo sobre algún tema (Sin compartirlo con los demás) es bueno, pero nunca en exceso. El cuerpo se adecua a alguna tarea como los reflejos, los tics, las palabras hirientes, etc. Y al igual que el cuerpo la mente también se adecua, si una persona está completamente acostumbrada a quedarse todo para sí y no decir nada, cuando llegue el momento y se de cuenta que es lo conveniente no lo dirá, así mucho más tarde expulsando todas las palabras y pensamientos horribles guardados, eso sí: Cuando explota porque no aguanta más. Imaginate esa persona, yo no puedo, me lastimo interiormente: Esa persona que siempre está para tirar un comentario en el momento que hay más ira entre dos, y además creés que siempre es para vos. Esa persona que se cree fuerte, atacando a otra al mismo tiempo que está siendo invadida de retos, enojos y caprichos. Tirando un comentario en el momento más hiriente, porque ese quien sabe cual día, pecó y es tiempo de vengarse. Cuando te estás expresando, estás explicando una confusión, y querés ser honesto, siempre honesto con la otra persona. ¡Y es cierto lo que dices! ¡Todo!, pero esa tan "apreciada" persona ajena no deja de entrometerse, y hace que la otra, dudando, se vuelva otra vez en contra de tí, la pobre víctima. Lo más sensato y más humano que puede hacer la persona que inició la conversación, quien está verdaderamente indignada por algo con vos, es apoyarte frente a la actitud de la entrometida. Pero suele pasar poco ya que aprovechan que son dos para hundirte aún más. Y es como el viento ayudado por la arena, el viento no te deja avanzar; pero la entrometida arena te ciega para hacerte retroceder, más todavía.

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