sábado, 2 de marzo de 2013

Extraña confesión 4

Realmente me estoy dando cuenta que no puedo ni me conviene escribir cuando estoy enojado. Solamente este estado me produce perturbaciones dañinas a la hora de escribir y me doy cuenta que, cuando lo hago, soy completamente inútil, por ende no todo subo al blog. Ahora bien, escribir me hace increíblemente feliz, hace que por dentro tenga una felicidad inmensa, ¡Poder comunicarle a vos o a mi persona lo que deseo y lo que pienso! ¡Cómo vivo la vida! Logra que me profundice en reflexiones conmigo mismo. Me encanta escribir por un simple hecho, puedo expresar lo que antes no me animaba, en una página, y aunque abierta, tal vez superficial (Y yo elijo qué subir al blog). ¡Ya no importa que me critiquen! ¡No necesito ni quiero elogios por ninguna parte! Me parece que me amigué con el blog, sé que tiempo después abriré el blog y me daré cuenta de las estupideces que escribía, porque alguna vez espero ser bueno escribiendo. Pero no importa, escribí, y es como una droga que me hace feliz. Por eso es que yo le escribo al blog y a vos, a mi en algún sentido también. Es como un libro donde puedo expresar lo que de veras me sucede y abrirlo en cualquier momento, es mi libro de la vida (Y espero que así sea). También lo hago porque quiero dejar por escrito cómo fui algún día, y darme cuenta más adelante que mi manera de escribir cambió y cambiará, según mi personalidad. Realmente no entiendo todavía esa locura que me agarró de golpe, cuando opté por cerrar el blog. Pero tiene que haber alguna razón por tal decisión, y Dios la conoce más que nadie, y debe haber alguna explicación. Tal vez empecé a escribir más, tal vez mejor, no sé pero quiero enterarme. Pero confío en el destino y en el destino siempre confiaré. 

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